Por las circunstancias ha sido una de las ascensiones más duras que he hecho y aún me lo recuerda mi piel un poco quemada por el tremendo sol que hacía. La verdad es que maldije un poco el pirineismo en la subida e incluso en las resbaladizas bajadas por el canchal, pero aquí y ahora, en mi casa de Madrid, ya recuerdo con nostalgia el pirineo al que 5 días después estoy deseando volver.
Después preciosa estancia nocturna en el Refugio de Viadós con incomparable naturaleza pirenaica frente al pico posets, segunda cumbre de los Pirineos. Y para más detalles técnicos una recomendación de un libro que narra maravillosamente la ruta, DAVID ATELA, CIEN CUMBRES DEL PIRINEO ARAGONÉS.
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