La imagen es la que me he encontrado esta mañana al salir de mi casa. Todas las paradas de autobús hasta arriba de gente buscando una manera de ir a trabajar. La suerte que tengo es que voy en moto. Hoy he querido más que nunca a mi pequeña PIAGGIO azul.
Soy una persona de ideología conservadora y es cierto que me costaría mucho participar en una huelga, por mucho que mi situación profesional fuese injusta.
También es verdad que las personas que estamos contra esta huelga del metro de Madrid no debemos olvidar nunca que estamos ante un derecho constitucional, de libre adhesión por parte de los trabajadores y no debemos ningunear este precepto que en cualquier momento de nuestras vidas puede resultarnos de utilidad y cambiar situaciones socio-laborales manifiestamente injustas.
Lo que sin duda critico son las formas, la brutalidad en el ejercicio de esta huelga y la falta de respeto a otro derecho que está muy por encima, entre otras cosas por ser un derecho fundamental en la propia constitución: LA LIBERTAD.
Cuando veo una huelga de estas características me pregunto si alguno de los convocantes tendrá un familiar enfermo y precisará atención médica urgente; me pregunto si defendería sus ideales con la misma vehemencia si la salud de un familiar estuviese en juego. Y me pregunto si defendería esta lamentable teoría de los servicios mínimos como argumento para sostener la efectividad de la huelga.
De los piquetes y la privación de la libertad del derecho al trabajo podría hablar en otro momento. Que a un profesional le prohiban trabajar sus propios compañeros es algo que mercería una entrada u otro blog.
Allá que fui con dos cracks de la montaña, Miguel Carballo y Juan v-g, grandes pirineistas y mejores personas. Tras un primer día de aclimatación, el viernes hicimos la subida al pico desde el refugio de Viadós, a 1700 metros, y contra piedras, nieve, sol, y tras seis horas de dura travesía e incluso pequeño uso de crampón y piolet, a las 16.15 del día 4 de Junio de 2010 hicimos cumbre en el pico de Bachimala, 3177 mts.
Tras las consabidas celebraciones empezamos totalemente desordenados, perdiendo 4-0 y acabamos empate a 4 con un penalti a favor, con el tiempo cumplido y que transformó el capitán Patxi. El resto de goles fueron obra de Alfonso, con su clásico tiro cruzado a la cepa del poste, otro de patxi desde la frontal en buena jugada colectiva y uno mío a la salida de un córner en medio del barullo. Jugamos horroroso el primer tiempo y muy bien tras encajar el cuarto cuando ya parecía todo perdido. Dos minutos más de partido y la victoria habría llegado.
3º Jugar bien. Siempre es más divertido.
